Conoce la leyenda de El puente del fraile
Hoy en historias y leyendas de México y el mundo nos vamos a la Ciudad de México, este relato tétrico de la época colonial, nos cuenta sobre los celos enfermizos de un hombre que lo llevaron a cometer un aterrador crimen en lo que hoy se conoce como el puente del Fraile.
Doña Esperanza llevaba ya varios días tejiendo en su bastidor, hasta que su esposo Don Filberto distrajo su atención, diciéndole que necesitaba que lo acompañara a ver a un amigo que se encontraba moribundo, y que era preciso ir por un sacerdote, para aplicarle los santos oleos al susodicho. Inocentemente doña Esperanza le pregunto que quien era el amigo, ella con toda razón estaba preocupada, pues conocía a todos los amigos de su esposo. A lo que su esposo no respondió.
Así pues partieron en carruaje marido y mujer rumbo al Convento de Santa Catalina, para ir por un sacerdote, y así confesar y dar los santos oleos al desconocido amigo. Llegaron al convento, el sacerdote se preparo y presuroso salió a cumplir su misión extramundana así que subieron ambos de nuevo al carro en el que esperaba doña Esperanza y partieron hacia el lugar donde se encontraba el amigo en cuestión.
Se dirigieron al callejón conocido en aquel entonces como el Carrizo y que corresponde a lo que, actualmente es la calle de Bolívar. Deteniendo su marcha el vehículo en un estrecho callejón; el lacayo abrió las puertas del carro y al bajar el matrimonio con el sacerdote, don Filiberto le dio la orden al lacayo de regresar a casa y que ellos continuarían a pie hasta la casa del amigo enfermo.
El sacerdote caminaba por la calle empedrada junto a doña Esperanza y atrás de ellos don Filiberto, quien iba muy callado, algo le perturbaba y le había robado el sueño. Al ser doña Esperanza una mujer muy guapa y educada, sacaba de quicio a su esposo ya que este estaba celoso y creía que su mujer lo engañaba. Dentro de esta obsesión enfermiza urdió el plan perfecto para, primero sacar a su esposa de la casa y conseguir un sacerdote para que la confesara delante de él y así sabría por seguro si su esposa lo engañaba.
Además sabría el nombre del desdichado para matarlo también.
Quiero saber con quien me engañas, para matarte a ti y a él también, gritaba enfurecido don Filiberto al mismo tiempo que arrojaba a la pobre mujer a los pies del sacerdote, sacando su cuchillo y amenazando al padre, lo obligo a confesar a su esposa delante de él.
La pobre mujer no creía lo que pasaba pues era un alma buena, incapaz de acción de esa naturaleza, y por tratar de complacer al esposo, accedió a decirle sus pecados al ministro de Dios y terminando de confesarse, se acerco el esposo al religiosos con cuchillo en mano y le dijo con voz firme:
¿Con quien me engaña esta mujer? Dígamelo o los mato a los dos aquí mismo. Serenándose el padre, quien desde luego quería salvar su vida y la de doña Esperanza, respondió a don Filiberto: lo que su esposa me ha dicho es secreto y no puedo revelarlo puesto lo que he escuchado en confesión sólo en confesión puedo decirlo, y dadas las circunstancias de apremio, accedo a confesarme con usted.
El desenlace de la leyenda de El puente del fraile…
El sacerdote se puso de rodillas y sentó al hombre en el barandal del puente del fraile sobre el que se encontraban y aprovechando que don Filiberto había accedido, en un descuido le levanto los pies con agilidad, para lanzarlo aguas abajo, pero instantáneamente, don Filiberto, en un acto reflejo, clavo su daga en la cabeza del religioso, que de inmediato empezó a manar abundante sangre y privándolo de la vida en el acto, cayendo el cuerpo de la victima sobre el pecho del asesino y en el impulso, cayo el cuerpo de don Filiberto por el parapeto del puente, quedando sepultado en el fango de las sucias aguas del río que abajo corrían.
Doña Esperanza corrió, muda de terror ante la escena que había vivido. Por estos desgraciados sucesos, este sitio fue conocido durante mucho tiempo como el puente del fraile.
No se pierdan la siguiente leyenda, donde les cuento las diferentes historias y relatos de cada rincón del mundo, porque leer también es viajar.
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