Iglesias que se resisten al paso del tiempo en Querétaro
Si algo tiene Querétaro es un impresionante conjunto de iglesias y recintos religiosos que revelan cuán importante es la espiritualidad para la vida de sus habitantes. Desde sus inicios, las creencias han sido parte fundamental en la historia de la cultura queretana.
Hablando de su capital, Santiago de Querétaro, encontramos verdaderas iglesias, todas unas joyas arquitectónicas cargadas de historia. Su peculiar conformación se debe al origen de la propia ciudad: cuando los españoles llegaron a aquellas tierras, no pensaron en construir en aquella región una urbe para ellos.
Es por esto que en los primeros años de historia queretana, primeros años como parte de la Nueva España quiero decir, en Querétaro se asentaron más de cuarenta órdenes religiosas y, a pesar de esto, no tuvo una Catedral sino hasta muchos años después. De hecho, esta ciudad es la única en nuestro país que literalmente compró su status como ciudad en 1655, título que fuera validado hasta 1672.
La diversidad de órdenes religiosas dio a Querétaro un aire particular, pues cada una edificó sus templos, iglesias y conventos para satisfacer sus necesidades. El Centro Histórico de Querétaro aún muestra las huellas de aquellas épocas. En cualquier recorrido por esta ciudad, no deben perderse la visita a dos impresionantes iglesias: el Convento de Santa Clara y el templo de Santa Rosa de. ¿Las visitamos?
Real Convento de Santa Clara de Jesús
Ubicado en la calle Allende Norte #1, este Convento comenzó a construirse alrededor de 1604 y se terminó en 1633. Su historia es peculiar y deriva de la gran fortuna que logró reunir Diego de Tapia, que no es otro que el hijo de Conín, el nativo otomí que ayudó a los españoles a pacificar la región queretana y que fuera rebautizado como Fernando de Tapia.
La arquitectura de esta edificación es particular, pues aunque fue construida en la época del barroco, su estilo es más bien sobrio, pues no se esperaba que los nativos entendieran los elementos tradicionales de dicha corriente. En su interior, existen seis retablos laminados en hoja de oro, sello del estilo churrigueresco o barroco mexicano. Sin embargo, su altar es de estilo neoclásico, pues hacia el siglo XVIII, muchas iglesias comenzaron a renovarse.
Otro dato interesante: como en todas las iglesias construidas para mujeres, el acceso principal no se encuentra frente al altar, sino en un costado. ¿Sabían que para ingresar a este convento los padres de las monjas tenían que pagar 3 mil pesos oro y una aportación anual en especie?
Templo de Santa Rosa de Viterbo
Sobre la calle Ezequiel Montes, justo en frente de la plazuela Mariano de las Casas, se encuentra una de las iglesias más hermosas de Querétaro y la que más resalta por su arquitectura. Su construcción se realizó entre el año de 1728 y 1752 y estuvo a cargo de Mariano de las Casas, cuyo talento natural legó a Querétaro obras de una belleza sin parangón.
Debido a que la formación de su autor como arquitecto era limitada, muchos creyeron que el templo acabaría desplomándose, pues la cúpula tenía unas dimensiones demasiado ambiciosas. Nueve años después de terminado, el templo comenzó a mostrar cuarteaduras que anunciaban su eventual caída.
Fue Francisco González Gudiño quien salió al rescate de esta importante joya y colocó los contrafuertes y botareles que la caracterizan. Al margen de esta mejora, el resto de las bellezas que alberga son de autoría de Mariano de las Casas: tanto el reloj de tres caras, que fue el primer reloj de repetición ensamblado en América Latina, como el órgano que se encuentra en la parte del coro, que forma parte de Catálogo Mundial de Órganos Barrocos.
Una leyenda urbana sobre el Templo: cada uno de los botareles muestra un mascarón que enseña la lengua. Según los pobladores, estos mascarones son una especie de respuesta hacia aquellos que dudaban que el Templo pudiera mantenerse en pie. Algo así como diciendo: ¿no que no?