Gastronomía
Lo que todo fan de la comida campechana debe saber
Rastrear el origen de las palabras es siempre una aventura que nos lleva a lugares tan distantes como distintos. Poblado de mitos y múltiples versiones sobre un solo término, el lenguaje se antoja un pasaporte hacia otros tiempos donde, aparentemente, todo era más sencillo… pero más mágico.Entre la multitud de historias sobre el origen de vocablos, dos tocan a la entidad que visitamos hoy: Campeche; los vocablos: coctel y campechano.
El primero lo usamos hoy para referirnos a las bebidas alcohólicas que en su preparación involucran más de un licor; el segundo ha pasado de ser un gentilicio a significar dos cosas: una actitud frente a la vida y el hábito de mezclar ingredientes en los platillos.
Sobre el origen de la palabra coctel hay bastantes versiones, algunas muy descabelladas y otras con cierta dosis de credibilidad. La que involucra a Campeche versa más o menos así: en algún momento entre los siglos XVII y XVIII, el puerto de Campeche, por entonces uno de los más importantes de la corona española en América, era constantemente visitado por galeones ingleses de comercio. Los marinos de aquellas embarcaciones se detenían en los bares del puerto para saciar su sed con las bebidas ahí preparadas.
Una de esas bebidas se llamaba drack, y en su preparación se incluía coñac o ron, mezclado con otros licores. Resulta que en una de aquellas tabernas portuarias, no usaban una cuchara para mezclar la bebida, sino una raíz larga y delgada a la que los lugareños llamaban “cola de gallo”, en inglés, cock tail. De ahí el nombre que hoy le damos a aquellos tragos que aventuran exóticas combinaciones de bebidas espirituosas.
Quizá sea cierta, quizá no. De la que no nos cabe duda es de la palabra campechano. Gramaticalmente, campechano es el gentilicio de Campeche, o séase: así como les decimos a los oriundos de ahí mero. Cuando de España salían los aventureros a probar fortuna en el nuevo mundo, sus paisanos les llamaban “indianos”. Muchos de aquellos “indianos” llegaban a Campeche para no partir jamás, pues su gente les robaba el corazón con su amabilidad y su carácter un tanto desenfadado. A esta actitud liviana y de buenas formas acabó por llamársele “campechana”.
La otra acepción del término es culinaria y populachera. De alguna manera está ligada a la palabra coctel, pues en sentido connotado quiere decir “mezcla”. Cuentan que el primer platillo al que se llamó de tal modo fue a una mezcla de camarones, ostiones y jaibas, servida donde mismo preparaban los famosos cocteles. De ahí que se le llamara igual: coctel campechano.
Por extensión, en México llamamos “campechano” a toda aquella mezcla gastronómica que combine dos ingredientes medianamente dispares, como el bistec y la longaniza. Fin del paréntesis culturoso… sigamos campechaneando.