Gastronomía
Restaurante Valentina, sabores mayas en Yucatán
Custodiado por los gruesos muros de lo que hace más de 400 años fuera un monasterio franciscano, el restaurante Valentina, ofrece más allá de una selección de platillos, un auténtico viaje culinario por los sabores mayas. Su propuesta gastronómica, es la razón por la que hay que recomendarlo, ya sea a tus clientes, amigos o familiares.
Y es que el chef Pedro May, creció a lado de su madre y abuela en Mayapán, un pequeño poblado al sur de Yucatán. Ellas le enseñaron, desde niño, los secretos de la cocina prehispánica. Recetas tradicionales que, con el paso del tiempo, fue modernizando con las técnicas que aprendió a lo largo de su trayectoria.
Aunque para él, los sabores de la gastronomía tradicional son los mismos de cuando era pequeño. La implementación de un toque gourmet, ahora los vuelven únicos.
Razón por la que ahora, todos aseguran que el restaurante Valentina, es el paraíso gastronómico de Hacienda Santa Cruz. Un exclusivo hotel, ubicado a 10 minutos de la ciudad de Mérida.
Instalaciones del restaurante Valentina
En lo que otrora fuera un extenso tendedero de henequén, justo en la época de bonanzas del también llamado oro verde, se encuentran el restaurante Valentina. Un sitio ideal para aquellos que prefieren disfrutar del cálido clima, sin aire acondicionado.
Ahí, aun costado de la alberca y con vista a los jardines, se disfrutan las creaciones del chef May. El menú va cambiando dependiendo la hora del día.
El restaurante Valentina y sus desayunos
Por las mañanas, el aroma del café italiano Lavazza abre el apetito. Mientras que el pan brioche recién horneado con mermeladas caseras, endulza, el paladar.
Así inician las mañanas de aquellos que, por unos días, han decidido vivir la experiencia de sentirse verdaderos hacendados.
Para cargar a los comensales de energía están los huevos motuleños o los ahogados en caldo de chaya. Sin dejar de recomendar los papadzules, enfrijoladas y hasta los típicos chilaquiles.
Comidas y cenas del restaurante Valentina
Por la tarde y noche, el menú presume sus técnicas milenarias que se fusionan con las modernas. Cada plato resalta los sabores, texturas y colores de sus productos. Mientras los jardines aromatizan y, con sus vistas, enaltecen la experiencia culinaria.
Para abrir apetito, sin duda, la mejor opción son las laminillas de pulpo bañadas con vinagreta de cilantro o el ceviche de pescado. Ambas alternativas son idóneas para el centro.
Después de incentivar al paladar con esas entradas. Los comensales del restaurante Valentina pueden empezar con una sopa de lima o un fideo seco con chorizo. Esas dos recomendaciones las hace el personal. Consejo que garantiza iniciar con el pie derecho la aventura gastronómica.
Ahora es bueno optar por la especialidad del restaurante Valentina, una costilla corta de res en salsa de vino tinto y chiles. La bondad de este platillo radica en que la carne se cocina al vacío durante 24 horas. La suavidad y penetración de los sabores es única.
Otras opciones qué comer y que también saciarán al paladar más exigente son el Itakate de pato en salsa de pepita roja y el chamorro de cerdo en chileajo costeño.
Además, sobresale entre su gastronomía el pollo encacahuatado y los camarones en infusión de chile habanero.
Los postres son el otro lado artístico de la cocina del restaurante Valentina. Las tartas de almendra y coco, seducen a los amantes de lo dulce. Pero los aficionados del chocolate no podrán irse sin degustar el pastel de chocolate que marida perfecto con un expreso italiano.
Un sábado al mes, el restaurante Valentina organiza un festival gastronómico. Así que cambia su menú habitual por platillos de una región de México.
Así, entre gruesas paredes cargadas de historia y aromáticos jardines, se vive una experiencia culinaria repleta de sabores mayas en el restaurante Valentina.