México
Atemorízate con la leyenda del charro negro
La leyenda del charro negro es casi tan famosa como la de La Llorona, pero con un espectro masculino.
Refiere a la aparición de un hombre vestido de charro que monta un caballo, igualmente negro, por desolados y oscuros caminos.
No se sabe a ciencia cierta si esta misteriosa figura es un alma en pena, un demonio proveniente del infierno o el mismísimo Satanás.
Las versiones coinciden, eso sí, en que el Charro Negro es un galán de imponente y alargada figura.
Origen de la leyenda del charro negro
No hay certeza, tampoco, sobre el origen, geográfico o temporal, de la leyenda del charro negro.
El hecho de que se cuente en diferentes estados como Hidalgo, Puebla, Tlaxcala y Veracruz, solo habla de su alcance y popularidad.
Lo cierto es que suele aparecerse cabalgando en carreteras y zonas rurales a personas que viajan solas, que son presas fáciles del temor.
De qué se trata la leyenda
Otra cosa en la que coinciden las diferentes versiones es que el charro negro existió en el mundo de los vivos antes de convertirse en leyenda con su muerte.
Se dice que provenía de una familia muy humilde y que, por más que trabajó, nunca logró cambiar esta condición.
Fue tal su desesperación y las cosas que ambicionaba que, después que murieran sus padres, invocó al diablo para pedirle riqueza.
El intercambio, como suele ocurrir en estos casos, fue una cantidad inagotable de dinero por el alma del charro negro.
Durante su juventud, el charro negro gastó a manos llenas en mujeres, vinos y apuestas.
Su galanura y buen porte se reforzó con los finos trajes que ahora sí podía comprar.
No obstante, su nuevo estatus no le trajo la felicidad, por el contrario, le avivó un profundo sentimiento de soledad.
Y es que ahora la gente se le acercaba solamente por interés, sin un afecto real.
Así corrieron sus días entre personas que le hablaban por interés, hasta que llegó el momento de saldar las cuentas con su benefactor.
Pacto con el Diablo
El charro negro intentó entonces esconderse del diablo y escapar, pero, obviamente no lo consiguió.
Lo que sí logró, fue hacer enojar a su mecenas, tanto que le condenó a vivir como el cobrador de sus deudas.
Desde entonces es que se le va deambular, magro de carne hasta los huesos y montado en su caballo que también fue condenado por su lealtad.
Gallardo y atemorizante, va cobrándole a otros deudores que, como él, vendieron sus almas a cambio de poder o riquezas.
Algunos dicen que también hace caer a otros incautos al ofrecerles sacos llenos de monedas de oro.
Y algunas mujeres también, que no pueden resistirse a su coqueteo y galanura.
La historia de Adela y el Charro Negro
Otra versión de la leyenda del Charro Negro tiene que ver con una chica de nombre Adela.
Constantemente era reprendida por su madre por lo coqueta que llegaba a ser con los hombres.
Al no estudiar ni trabajar, Adela aprovechaba sus tiempos libres para andar rompiendo corazones.
Una noche, se quedó de ver con uno de sus pretendientes, pero en el camino, de repente, vio el andar de un caballo.
Sí, era el del charro negro que de inmediato deslumbró a la campesina.
Cuenta la leyenda que la invitó subir con él y en cuanto tomó camino, unas llamas los envolvieron.
Para muchos el charro negro dio su merecido a Adela por haber jugado con el corazón de tantos hombres.
Otros dicen, simplemente, que la joven pueblerina escapó con uno de sus amores.
Lo cierto es que desde entonces las mujeres actúan con más recato ante el temor de alguna represalia por parte del diabólico Charro Negro.
La leyenda del Charro Negro en el cine
La popularidad de la leyenda del Charro Negro ha hecho que en diversas ocasiones se adapte para llevarla a la pantalla grande.
Diversas han sido las apariciones de este personaje en el cine, la más reciente en un proyecto de animación.
Realizada por Ánima Estudios, la película preserva la tradición de las leyendas mexicanas entre un nuevo público.
La historia de dibujos animados narra la historia de Leo San Juan, quien después de liberar al Chupacabras, decide regresar a casa.
Junto con su hermano Nando, se dirigen a Puebla, con la abuela.
Sin embargo, a medio camino, el Charro Negro logra confundirlos y por su culpa, una chica inocente es arrastrada al inframundo.
Leo se ve obligado a reparar el daño y para ello cuenta con la ayuda de sus amigos.
Pero no es casualidad que el Charro Negro lo haya elegido, pues sus intenciones van más allá de conseguir un alma nueva.