México
¿Por qué ir a Valle de Bravo?
Valle de Bravo, ósea “Valle, wey”, es una de las escapadas más populares de los chilangos, a solamente 145 kilómetros de la ciudad. Y es que este pequeño Pueblo Mágico con gran encanto, tiene muchísimo que ofrecer además de casonas frente al lago y adolescentes en plena fiesta. Aquí te dejamos cinco razones para visitarlo el próximo fin.
Su lago
Aunque el inmenso lago es artificial, se siente como si llevara allí desde los inicios del mundo. Hay muchos modos de explorarlo, acorde a tus gustos y presupuesto: en lancha, kayak, jet-ski y hasta en un yate privado. Podrás, además, practicar pesca deportiva o simplemente admirarlo desde el muelle.
Su naturaleza
Valle de Bravo está rodeado de montañas y árboles, ideales para practicar ecoturismo. Ya sea volando en ala delta en Monte Alto, haciendo rappel en el Peñón del Diablo, explorando La Peña del Príncipe, o subiendo a alguno de sus miradores para disfrutar de la vista, este Pueblo Mágico seguro acelerará tu corazón.
El pueblo en sí mismo
Valle de Bravo es una de las poblaciones más pintorescas del Estado de México y una de las mejores para disfrutar a pie. Además de la típica Plaza Independencia, el Jardín Central y la Iglesia de San Francisco, hay otros muchos lugares por ver, como la Casa de Cultura, donde realizan diversas exhibiciones artísticas; el Museo Arqueológico de Valle de Bravo, con piezas de 18 zonas arqueológicas; el Templo de Santa María Ahuacatlán, que alberga un Cristo Negro que se dice milagroso; y la Alameda, con abundancia de juegos infantiles.
Especialmente los domingos, el centro del pueblo se llena de alegría, música y sabor, así que no dejes de visitarlo.
Sus alrededores
A unos minutos de Valle de Bravo hay infinidad de atractivos por conocer. El más importante es indudablemente el pueblo de Avándaro, a solamente unos minutos, donde se celebró el famosísimo Festival de Rock y Ruedas en 1971, y en donde están las majestuosas cascadas Velo de Novia y Río del Molino.
Hacia el norte está el Parque Monte Alto, que tiene alrededor de 20 kilómetros de senderos para andar en bici o caminar, además de opciones para volar en ala delta y en Parapente, una experiencia que hay que vivir al menos una vez en la vida.
Si buscas paz y tranquilidad, entonces ve al Centro de Espiritualidad Carmel Maranatha, a seis kilómetros de Valle, una magnífica casa de oración carmelita construida durante la década de los setentas. Es un espacio para meditar y disfrutar del silencio, decorado con bellísimas esculturas y obras de arte.
Otra escapada obligada, a 25 kilómetros, es la Piedra Herrada, uno de los principales santuarios de la Mariposa Monarca, cuya belleza podrás disfrutar de noviembre a marzo.
La gastronomía de Valle de Bravo
Si algo tiene Valle de Bravo que lo distingue de muchos otros destinos, es su amplia variedad de opciones gastronómicas, como son: esquites, atole de frutas, pan de leña, helado de zarzamora, trucha arcoíris, barbacoa, mole de guajolote, ate, alcachofas orgánicas, ¡y mucho más!
Además de estas 5 razones, Valle tiene mucho más que ofrecer, como sus inigualables hoteles, sus artesanías y por supuesto, la gran hospitalidad de su gente.