México

Para que no me olvides, Hidalgo

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Compañeros del alma,

El fuerte viento de esta tarde trajo a mi mente los felices días de sus visitas. Y hoy que las montañas despiertan con la majestuosidad ya conocida, quise escribirles estas letras, pos para que no me olviden.

Y entonces me puse a juntar en esta pequeña maleta una bola de sorpresas, para llenarles el alma de recuerdos imborrables.

En ella incluyo una manecilla, como símbolo de aquél que cuantifica el tiempo en nuestra plaza, para recordar apacibles atardeceres de pláticas interminables.

Y pa alegrar a sus mercedes les mando aquí este huapango, con todo el amor del canto que mi gente les profesa.

Y pa saciar su apetito, reciban un itacate, con las viandas que a esta tierra le pusieron su apellido.

Incluyo una piedra preciosa, en recuerdo de mis minas, de aquellos hombres de acero que con su esfuerzo trajeron la grandeza a nuestros días.

De la tierra del futbol reciban este balón, que refleja la emoción de poder ser su anfitrión.

Les mando también estas letras, para recordar historias, mitos, cuentos y leyendas, que mi gente imaginó y al calor de la fogata, con gusto les compartió.

Y pa brindarles salud, yo les mando estas gotitas, que brotan de la tierra mía, para darles alegría y a su cuerpo, armonía.

Les mando aquí esta figura, símbolo de admiración de mis guerreros toltecas que cuidan esta región.

Reciban este cincel, con el que con gran destreza, se hizo presente la magia de la madre naturaleza.

Aquí les mando este manto bordado con las estrellas, que brinda luz y alegría a los pueblos de mi tierra.

Y ruego a Dios que ya pronto termine con la tormenta y tenerlos justo aquí, con los vientos ya de vuelta.

Los quiere, desde el fondo del corazón, su Hidalgo

Los detalles de esta carta

1. Despeinados pero felices, es como pasan las tardes los viajeros que visitan la ciudad de Pachuca, capital del estado de Hidalgo, a la que llaman  “La bella airosa” por sus fuertes vientos.

Se le conoce así debido a los vientos que soplan del noreste durante una gran parte del año. Es la capital del estado, fundada en el siglo XVI.

Incluso, una leyenda cuenta que en la época de la Conquista vivía en esta ciudad una bella joven de buen corazón que tenía un gran respeto por la madre naturaleza.

Cierto día, la joven desesperada subió al cerro y comenzó a llorar desconsoladamente. El viento al ver su pesadumbre, le acariciaba el pelo con cuidado y secaba sus lágrimas.

Cuando anocheció, la muchacha seguía llorando y el viento tenía que marcharse así que la dejó al cuidado de la luna, a quien la chica le contó que lloraba debido a las carencias de su pueblo.

La madre tierra le intercambió la abundancia por la bondad de su alma y la chica fue atrapada por la luna.

El viento, que se había enamorado de ella, rugió desesperado, perdió el control y recorrió la población arrasando con lo que encontraba a su paso.

Por tal motivo y desde entonces se dice que en Pachuca, el viento sigue buscando a su amada.

2. Una manecilla como la del Reloj Monumental de la plaza Independencia en el centro de Pachuca es la que mueve al tiempo para que muy pronto los lectores de esta carta regresen a ver a su gran amigo.

Tiene 40 metros de altura y cuatro niveles y se construyó a principios del siglo pasado como parte de la celebración del Centenario de la Independencia.

Elaborado de cantera blanca, funciona a partir de un mecanismo creado por los fabricantes del Big Ben de Londres.

En su tercer nivel destacan cuatro esculturas femeninas de mármol de Carrera que representan la Independencia, la Libertad, la Constitución y la Reforma.

3. Al hablar del huapango hidalguense, dicen los que saben que inmediatamente los que escuchan la palabra se remiten al tradicional ritmo del “Querreque”.

El huapango es un género musical mexicano basado en compás ternario, interpretado en diversas formas, las más conocidas son tres variantes: el huapango típico o son huasteco, interpretado por el trío huasteco; el huapango norteño, interpretado por conjunto norteño y el huapango de mariachi.

Además, es un baile típico de la región mexicana de las huastecas, que toca al estado de Hidalgo y se baila zapateado con pasos rápidos o complicados sobre una tarima de madera.

La música se interpreta con una o dos guitarras, un arpa y un violín.

Foto: mexicofolklore

4. La gastronomía de Hidalgo es tan vasta y variada que hasta presume sus buenas creaciones de influencia inglesa: los pastes, rellenos tanto de ingredientes dulces como salados.

Pero la grandeza de la cocina hidalguense va aun más allá. Y el olfato incita al paladar al percibir el rico aroma de una barbacoa recién salida del horno o de unos mixiotes de carnero recién sacados de la olla.

Para acompañar, hacer digestión y seguir la fiesta nada como un buen pulque, que puede acompañar a otros platillos de influencia prehispánica como unos ricos chinicuiles.

Así que seguramente el itacate que el autor de esta carta envía a sus lectores, seguramente tendrá un poco de lo mejor que da Hidalgo a la mesa.

5. Es bien sabido que Hidalgo es territorio minero y esto no solo se refleja en el pueblo mágico de Mineral del Monte.

Durante varios siglos fue la industria minera la que definió la vida cotidiana de los hidalguenses. Para conocer a fondo acerca de los procesos usados para extraer los minerales hay que visitar la mina de San Juan y la Exhacienda de Loreto, camino a Mineral del Monte.

Y también visitar el Archivo Histórico y Museo de Minería de Pachuca, localizado en un bello edificio de dos plantas del siglo XIX,​ de estilo neoclásico.

Consta de 9 secciones: Geología, Metalurgia Prehispánica, Periodo Novohispano, Compañía de los Aventureros Ingleses, Sociedad Aviadora; Norteamericano junto con el Paraestatal y una sala de exposiciones temporales y área de Arqueología Industrial.

6. Nuestro autor manda a sus amigos un balón de la tierra del fútbol, y es que Pachuca es la cuna del fútbol en México.

En la capital de Hidalgo, los amantes de este deporte no pueden dejar de visitar el Estadio Hidalgo, uno de los mejores de nuestro país, con capacidad para 30,000 aficionados y sede de los Tuzos del Pachuca, el club más antiguo de México.

También está el Salón de la Fama del fútbol, en forma de balón, un recinto espectacular.

Además del Centro Interactivo del Mundo Fútbol, un recinto dedicado al reconocimiento de las grandes figuras del fútbol nacional e internacional, y que cuenta con 52 exhibiciones interactivas, actividades en el Mini Estadio y una Sala de Cine 3D.

7. Al enviarle “estas letras para recordar mitos, cuentos y leyendas” nuestro autor se refiere por supuesto a la cantidad de historias de fantasía que se cuentan en Hidalgo.

Entre éstas sobresalen las leyendas de los duendes y las hadas, pequeños seres creados por el imaginario de la gente especialmente en Huasca de Ocampo y sus cercanías.

Incluso, resulta imperdible la visita al Museo de los duendes, para enterarse de todo aquello en lo que la gente realmente cree sobre estos seres fantásticos.

8. Nuestro escritor envía unas gotitas que brotan de su tierra, son sin duda las que corresponden a los manantiales que bendicen Hidalgo.

La cantidad de aguas termales del destino ha permitido que incluso Hidalgo cuente con una ruta de balnearios. 

Y entre todas estas zonas recreativas, la que más destaca por su belleza es Tolantongo, en el municipio de Cardonal.

Hoy es un gran balneario natural que aun conserva su magia en ciertos parajes en los que la mano del hombre todavía no se entromete demasiado.

9. La figura representante de los guerreros toltecas a la que se refiere el autor de esta carta es por supuesto la que corresponde a los Atlantes de Tula. 

Estos imponentes monumentos labrados en piedra miran hacia el horizonte mientras custodian el templo de Tla huiz cal pan te cuhtli.

Miden casi cinco metros de altura y son el principal motivo de visita a esta ciudad hidalguense.

Se dice que sostenían un adoratorio dedicado a Quetzalcóatl y que despertarán de la calma cuando un enemigo amenace la ciudad.

10. Sin duda, como lo menciona el autor, la madre naturaleza hizo uso de un cincel para esculpir durante millones de años una maravilla, los Prismas basálticos.

Localizados en la cercanía del pueblo mágico de Huasca de Ocampo, se trata de columnas geométricas de basalto que decoran las paredes de la barranca de Santa María Regla y que a su vez se bañan por cuatro cascadas.

Miden hasta cuarenta metros de altura y son resultado del enfriamiento lento de coladas de lava de hace unos 2.5 millones de años.

Durante el siglo XIX y principios del siglo XX se conocieron con el nombre de Cascada de Regla.

11. El manto bordado con las estrellas con el que se despide el autor de esta carta es ese que alumbra el bello Corredor de la montaña.

Entre los bosques se internan tres de los pueblos mágicos de Hidalgo: Real del Monte, Mineral del Chico y  Huasca de Ocampo.

Cada uno con su propia magia y actividades imperdibles para los viajeros. Real del Monte es el pueblo pintoresco, Mineral del Chico, el del romance y la naturaleza y Huasca, el de las leyendas.

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