México
Para que no me olvides, Michoacán
Queridos todos,
Las bendiciones de esta tierra aguardan hoy su regreso, y yo me guardo en silencio mientras volvemos a vernos.
No hay razón de entristecerse y para que no me olviden, les preparé este baúl lleno de gratos recuerdos.
Y ahí les van las recetas que dejaron mis abuelas y les debo la sazón, que se adquiere con el tiempo y también con gran tesón.
Pa alegrar su paladar, ahí les va su piloncillo, pa que recuerden ustedes la dulzura de esta tierra que probándola una vez, siempre, siempre, se recuerda.
También les mando una rosa, del color que representa mi corazón de cantera y los pierde por rincones, entre una y otra acera.
Atesoren en su vida, este pequeño cincel, que recordará su asombro al mirar hombres de bien, mientras crean obras de arte con el sudor en la piel.
También les mando una vela de aquel bendito lugar, donde por un par de días con nuestros seres ausentes nos volvemos a encontrar.
Como sé que con la música se sienten reconfortados, les mando esta guitarrita, ejemplo de transformación que da armonía al corazón y llena de dicha el alma.
Y aprovechando el envío reciban también este son que garantiza sonrisas y les llena el corazón.
No quise dejar de enviarles un puñado de listones, que los tatas de esta tierra, utilizan con maestría para venerar al rey, que a todos nos ilumina.
También quiero que reciban este regalo del cielo, que para llegar a casa recorre miles de millas y en mis bosques se resguardan y los llena de alegría.
Conservemos nuestra fe, que en mi corazón están, los extraña con cariño, su querido Michoacán.
Los detalles de esta carta
1. Las abuelas del tan respetable autor de esta carta no podrían ser otras que las cocineras tradicionales de Michoacán, uno de los tantos emblemas con los que el estado enamora a propios y extraños.
Mujeres amables y creativas que pueden encontrarse en los rincones michoacanos entretenidas en el fogón y que han heredado suculentas recetas tras generaciones.
Se trata de mujeres creativas, ataviadas a la vieja usanza, dedicadas y talentosas, que bien pueden invitarte a su casa en una comunidad Purépecha si tienes suerte.
Y es que la cocina michoacana es tan vasta y deliciosa, que es parte del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO gracias a su fomentada tradición.
2. Seguramente, el creador de estas letras tomó al piloncillo como mero ejemplo para simplificar, porque se llevaría un tratado completo en describir la variedad y riqueza de los tradicionales dulces michoacanos.
Incluso se dan el lujo de tener su propia personalidad según el municipio de Michoacán del que se trate. Por eso podemos distinguir perfectamente entre las morelianas, los chongos zamoranos o las nieves de Pátzcuaro, por mencionar un breve ejemplo.
Tan importantes son los dulces típicos de Michoacán, que Morelia, su capital, tiene un Mercado solo para dulces, además de un museo y, por supuesto, gran cantidad de tiendas.
3. ¿Una rosa (de color rosa) podría representar el corazón de cantera de Michoacán? Seguramente por su color, pero también por su belleza y por lo que simboliza, un deleite.
La cantera rosa en Michoacán es uno de los símbolos más importantes de su arquitectura, y esto es especialmente en Morelia, en donde se comprueba como dice el autor, entre una y otra acera.
Y uno de los ejemplos más inmediatos es la bellísima Catedral de Morelia, construida entre 1667 y 1744, que sobresale por su influencia barroca y neoclásica.
Pero no solo su exterior impresiona, ya que su interior luce un órgano alemán de 4 mil 600 flautas, uno de los más grandes de Latinoamérica.
4. El cincel al que refiere el autor es uno de los instrumentos básicos con el que los artesanos del pueblo mágico de Santa Clara del Cobre hacen magia para crear una de las incontables artesanías de Michoacán.
Santa Clara del Cobre es un poblado de artesanos reconocidos por la destreza con la que habitantes de todas las edades elaboran objetos de cobre martillado.
Para tener una mejor idea del trabajo de estos artistas no hay como visitar el Museo Nacional del Cobre en el que se aprende sobre cultura Purépecha y se admiran las obras maestras en cobre de los artesanos de hoy en día y de años atrás.
Pero la verdadera esencia del pueblo está en sus talleres de artesanos para conocer el proceso de elaboración del cobre martillado, nada sencillo.
5. Una vela es la mejor manera de representar Pátzcuaro y Janitzio, localidades de Michoacán en las que la celebración de Día de Muertos se vive muy en serio.
Desde el 1 de noviembre, pobladores y viajeros acuden a los panteones para decorar las tumbas con flores, cempasúchil, velas, alimentos y bebidas y pasar toda la noche con sus difuntos, entre velas, música, tragos, mujeres que lloran y muchos recuerdos.
Además, el lago de Pátzcuaro se ilumina con el tradicional desfile de canoas que realizan la danza de los pescadores, un tributo al dios de la muerte de la cultura tarasca.
Dice la tradición local que las almas vuelan como mariposas sobre el lago y que para ver su reflejo, solo hay que abrir el corazón.
Pátzcuaro destaca por su tradición Purépecha, que honra a sus muertos con coloridos altares en sus cementerios, que son alumbrados con la luz de las veladoras que marcan el camino de regreso para las almas que los visitan.
6. Una guitarrita mencionada por el autor es, sin duda, la referencia más inmediata para transportarnos a Paracho, reconocido internacionalmente por la producción artesanal de sus guitarras acústicas, que trascienden fronteras.
En este pueblo, madera como el palo de rosa, pino o cedro, dan vida tanto a guitarras como a otra gama de instrumentos musicales, todos ellos finamente elaborados.
Paracho se localiza a 100 km de Morelia, y además de deleitar a los visitantes con sus majestuosas guitarras ofrece excelente gastronomía.
7. Al hablar de un son, que llena el corazón, el autor nos lleva a escuchar, automáticamente, la melodía Caminos de Michoacán, del compositor mexicano Bulmaro Bermúdez y popularizada por el cantante Federico Villa.
Es una canción esencial del repertorio musical del mariachi mexicano y una canción de culto del Estado de Michoacán.
Es la historia de un hombre en busca de una mujer que lo abandonó y en su búsqueda va recorriendo pueblos y ciudades michoacanas.
8. El puñado de listones nos remite de inmediato a los típicos sombreros de la tradicional Danza de los viejitos, que no podrían más que complementar sus simpáticas máscaras de madera, bastón y vestimenta de manta.
Jarácuaro es su lugar de origen, pero puedes verlo en todo Michoacán y más allá de sus fronteras. Solo se baila por hombres, pero no necesariamente de edad avanzada.
Fue Don Gervasio López quien a mediados del siglo XX inventó esta danza con pasos antiguos e instrumentos tradicionales.
Los bailarines portan ropa tradicional indígena, sombrero del que cuelgan largos listones, zarape y bastón, con el que provocan un ritmo contagioso que armoniza con el taconeo de sus zapatos.
9. Para concluir esta carta, el autor envía un regalo del cielo que recorre miles de millas para visitarlo, e inmediatamente sabemos que se refiera a la mariposa monarca.
Y es que de muchos es sabido que cada año de noviembre a marzo, procedentes de Canadá y Estados Unidos, llegan estos seres vivos voladores a refugiarse durante el invierno y así poder reproducirse y crecer.
Después de un largo viaje de unos 8 mil km, estos regalos de la naturaleza invaden bellamente los Santuarios de México, que son Patrimonio de la Humanidad.
La Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca se localiza al oriente de Michoacán, en los límites con el poniente del Estado de México.
La biosfera abarca los municipios de Contepec, Senguío, Angangueo, Ocampo, Zitácuaro, y Aporo.