México
Para que no me olvides, Tlaxcala
Hermanos del alma,
El sol, el aire y el agua nos brindan sus bendiciones, aunque ustedes me hacen falta para agradecer sus bondades a mis venerados dioses.
Pero como la paciencia es virtud, esperaremos, y mientras tanto, les mando en este morral algunos pequeños obsequios, pues para que no me olviden.
Les envío un puñito de nieve, esa que cuando hace frío se concentra en las alturas embelleciendo a esa noble guardiana, que a lo lejos los contempla.
Les mando también un pincel, que recuerda aquel mural que dando fe de mi historia, atestigua mi pasado.
Reciban esta cajita, símbolo del hogar de nuestra señora divina, que nos cuida en su altar y bendice nuestra vida.
Y aquí les va su jarrito con el elixir divino que alegra los corazones, en animadas verbenas.
Reciban también sus mercedes este puño de aserrín que mi gente con pericia deja en sus manos fluir para adorar a la virgen en esa noche sin fin.
Aquí les va un molcajete pa que su apetito aquiete, representa a mi cocina de raíz precolombina, la que los ha sorprendido hasta derrochar suspiros.
También te mando al culpable de la magia de mi pueblo, ese que pinta los bosques como un lienzo muy perfecto, en las noches de verano, antes de velar sus sueños.
También les mando el azul, el rojo y el amarillo, que narran con colorido mi emblemático pasado, en ese libro de piedra que es emblema de esta tierra.
Los espera y los extraña, su querida Tlaxcala
Los detalles de esta carta
1. La noble guardiana de Tlaxcala citada en este texto y representada con un puñito de nieve por nuestro autor es sin duda el Volcán La Malinche, que durante el invierno se cubre de nieve para deleitar aun más a habitantes y viajeros.
Aún es posible escalarla y el nivel de dificultad no es necesariamente para expertos alpinistas.
Incluso hay quienes solo practican senderismo por las faldas o se hospedan en alguna cabaña cercana para poder contemplarlo al amanecer, como el Centro Vacacional Malintzin.
La Malinche o Matlalcueye es un volcán sísmicamente activo con una altura oficial de 4.420 metros sobre el nivel del mar.
Los que suben al volcán deben prepararse para caminar entre 3 a 5 horas de ascenso y 2 a 3 horas de descenso.
2. Con un pincel, el escritor hace referencia a los impresionantes murales del Palacio de Gobierno de la ciudad capital de Tlaxcala.
Se trata de la espectacular obra “Tlaxcala a través de los tiempos y su aportación a lo mexicano” del maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin, quien representó escenas fundamentales de la historia tlaxcalteca.
En el muro sur de la escalera, se comienza a plasmar en 1990 el mural “Del siglo de las luces al porfirismo de Tlaxcala y México”.
Y el sitio en el que se alberga también es un atractivo en la ciudad, construido en 1545, con influencia arquitectónica mudéjar portugués.
3. Los lectores se preguntarán por qué con una cajita de roble, el autor hace referencia a la bella Catedral de Tlaxcala.
Y quienes conocen este sitio rápidamente recordarán los techos en sus interiores, que destacan y llaman la atención por su cubierta de viguería adornado por un artesonado de madera de estilo mudéjar, uno de los últimos de su tipo que todavía quedan en el continente americano.
Se edificó en el siglo XVI como Templo de San Francisco de Asís pero con el tiempo ascendió a catedral para rendir honor a Nuestra Señora de la Asunción.
También se reconoce porque fue uno de los primeros templos católicos levantado en América y un centro de evangelización en la zona.
4. El pulque es ese jarrito de elixir divino del que habla nuestro escritor, debido a que es la bebida de los dioses especialmente en Tlaxcala, donde se produce, distribuye y comercializa.
De hecho, los amantes de esta pícara bebida no deben perderse un recorrido por la ruta del pulque.
En esta experiencia aprenderán las técnicas de fabricación del pulque mientras pasean entre magueyales y haciendas pulqueras.
Algunas de las más conocidas y turísticas son San Buenaventura y San Diego Xochuca en Tlaxco, el Rancho de San Isidro en Nanacamilpa o la Hacienda de San Bartolomé del Monte en Calpulalpan.
5. Se entiende que el escritor no podía dejar fuera de esta carta otra de las obras de arte orgullo de Tlaxcala que se elaboran con aserrín de colores.
Se disfrutan una vez en el año pero asombran toda la vida, los tapetes de aserrín de la celebración “La noche que nadie duerme” en Huamantla, pueblo mágico de Tlaxcala.
La Feria de Huamantla es una de las fiestas más emblemáticas y tradicionales del estado y se celebra en honor a la Virgen de la Caridad, Patrona del pueblo mágico de Huamantla.
Durante la celebración, se lleva a cabo un gran Desfile de las Flores, para el que se preparan 7 kilómetros de alfombras conmemorativas decoradas con maestría.
Además de una divertida carrera de carcachas y la tradicional “Huamantlada”, entre otros grandes atractivos como juegos de feria y mecánicos, espectáculos al aire libre, muestras taurinas y un gran patio gastronómico.
6. Con un molcajete, el escribano calma el antojo de sus lectores al recordarles la gastronomía tlaxcalteca.
Gracias al abundante maguey, en Tlaxcala se preparan deliciosas barbacoas. Son imperdibles también los mixotes acompañados del pulque tradicional y sus variantes con frutas.
Tampoco hay que dejar de de probar los tlatloyos de acoyote, frijol, haba y garbanzo, la rica sopa tlaxcalteca a base de frijol molido y tortilla, las tlatlapas de frijol molido con epazote y nopales, la sopa de flor de calabaza, la crema de huitlacoche o la sopa de hongos.
Cualquier platillo se acompaña muy bien con un curado de pulque con fruta, acompañados de unos chapulines, chinicuiles o escamoles.
Y los quesos artesanales son otro imperdible, especialmente en el municipio de Tlaxco.
7. La magia del pueblo del autor de esta carta debe ser sin duda el espectáculo natural nocturno que provocan las luciérnagas en temporada, por eso lo representa con un farolito.
Durante el verano, en temporada de lluvias, este espectáculo natural de Tlaxcala no deja de impactar a sus visitantes.
Visitar el Santuario de las luciérnagas al anochecer en el municipio de Nanacamilpa, entre junio y agosto es una de las mejores experiencias que se viven en Tlaxcala, y se combinan con la magia de su gastronomía y su gente linda.
8. El azul, el rojo y el amarillo son los colores que destacan en el libro de piedra, como el autor llama a los Murales de la zona arqueológica de Cacaxtla.
Se trata de un sitio de imperdible visita en Tlaxcala por su importancia histórica y artística. Ahí se localiza la Pirámide de las Flores, considerada como la cuarta más grande de Mesoamérica por su amplia base.
Y también sobresale la Pirámide de la Espiral, que es única por su planta circular, pero lo más espectacular son los murales.
Los grupos que habitaron lo que hoy es Tlaxcala, son mucho más antiguos que la Conquista; prueba de ello es el complejo arqueológico Xochitécatl- Cacaxtla, descubierto en 1975.
Uno de los más impresionantes es el “Mural de la batalla” que mide 22 metros de largo y explica el proceso de la guerra.