Qué hacer en
Barrancas del Cobre, un destino de ensueño
Enclavadas en lo más abrupto de la Sierra Madre Occidental, las Barrancas del Cobre constituyen uno de los sistemas de cañones más grandes e imponentes del mundo, así como uno de los destinos más asombrosos del planeta. Y es que adentrarte en esta garganta volcánica permite admirar impresionantes paisajes naturales y conocer de cerca la cultura tarahumara. Descubre todo lo que hay que hacer en las Barrancas del Cobre.
Recorrido a bordo del Chepe
El tren Chihuahua-Pacífico, mejor conocido como Chepe, es el único tren de pasajeros en México que opera con regularidad. Desde el 2018, hay dos tipos de trenes el Chepe Regional y el Chepe Express. Ambos, atraviesan los más abrupto de la Sierra Madre Occidental, pero el servicio, tiempo, número de paradas y costos son distintos.
Los dos trenes permiten admirar, ya sea desde la cima o desde sus profundidades, las Barrancas del Cobre. A lo largo del recorrido se alcanzan diferentes altitudes, que van de los 100 a los 2,400 metros a nivel del mar.
El Chepe Regional, recorre 653 kilómetros, ya que une la ciudad de Chihuahua con Los Mochis, Sinaloa o viceversa. Cuenta con una salida diaria a las 6 de la mañana y hace 12 paradas. El tren tiene de 4 a 7 vagones para 64 pasajeros y comedor con menú a la carta.
Mientras que el Chepe Express, que ofrece un servicio de lujo, recorre alrededor de 350 kilómetros y une el poblado de Creel con Los Mochis. También cuenta con salidas diarias, pero a las 7:30 de la mañana tanto de Creel como de Los Mochis. A diferencia del regional, el Chepe Express solo hace cuatro paradas
Este tren está integrado por 6 carros de pasajeros, un carro bar, el restaurante Urike y una terraza, con una capacidad total para transportar a 340 personas.
Con ambos trenes podrás adentrarte por las profundidades de este sistema de cañones y admirar increíbles paisajes. Sin duda, una de las cosas más increíbles que hacer en las Barrancas del Cobre.
Los menonitas de Cuauhtémoc
En tu itinerario por las Barrancas del Cobre incluye esta ciudad comunidad menonita. Es la primera parada del recorrido y debe su fama, entre otras cosas, al sabor de sus quesos y cremas, que son fabricados por las manos expertas de la comunidad menonita más grande del mundo que aquí radica.
Es todo un descubrimiento convivir con este grupo de granjeros de ascendencia alemana con tradiciones religiosas muy arraigadas y diametralmente distintas a cualquier otra región del país.
Explorar el Lago Arareko
Muy cerca de Creel, también está el Lago de Arareko que se extiende cerca de 40 hectáreas y está rodeado de bosques de pino y encino. Es posible realizar recorridos en balsa y kayak.
Alrededor del lago hay algunas cabañas, ideales para pasar una noche en medio de la naturaleza.
Otra de las cosas que hay que hacer en las Barrancas del Cobre es visitar la Misión de San Ignacio Arareko, una rústica construcción en medio de la nada y los valles de las extrañas formaciones rocosas, pero que aun así es el centro de reunión y celebraciones rarámuri.
Creel y sus bellos paisajes
Este pueblo mágico, ubicado en el municipio de Bocoyna, es considerado la puerta de entrada a las Barrancas del Cobre y es la parte más alta de la Sierra Madre Occidental.
Si bien, este poblado ferrocarrilero por si solo amerita una vista, pues su ambiente relajado, sus acogedores hoteles y su orgullo por la cultura rarámuri fácilmente te conquistarán.
Aunque, quizás, su principal atractivo es que se encuentra rodeado de imponentes parajes naturales que por su belleza casi inexplicable son de los lugares que tienes que ver en las Barrancas del Cobre.
Desde Creel puedes hacer un tour, en cuatrimotos, a caballo o en bicicleta de montaña, por los valles de los Hongos, de las Ranas y de los Monjes. En los tres sitios, las rocas de formas caprichosas desafían a la gravedad y las alturas. Sin duda, explorar sus valles es una de las tantas cosas que tienes que hacer en las Barrancas del Cobre.
Desde Creel es posible visitar el Cañón de Batopilas y la Cascada piedra volada.
También sobresalen las aguas termales de Recowata y la Cascada de Basaseachi, así como muchos otros atractivos naturales.
Dormir en el Hotel Divisadero Barrancas
Otra de las paradas obligadas que tienes que hacer en las Barrancas del Cobre es Divisadero que ofrece una de las mejores vistas de este sistema de cañones.
Además, ahí se encuentra el Hotel Divisadero Barrancas, un alojamiento de ensueño que, por sus impresionantes panorámicas, buen servicio y perfecta ubicación, saliendo casi de la estación del tren, es la mejor opción de hospedaje en las Barrancas del Cobre.
Por cierto, afuera de la estación del tren hay un pequeño corredor gastronómico con delicias locales.
También ahí se encuentra uno de los atractivos únicos de las Barrancas del Cobre, el Mirador Piedra Volada. Si no le tienes miedo a las alturas, atrévete a subirte en una piedra que se mueve y tómate una foto con las manos en alto.
Parque de Aventura Barrancas del Cobre
Ubicado en la estación Divisadero este parque en medio de las Barrancas del Cobre cuenta con diferentes atractivos para los amantes de la adrenalina.
Los más aventureros pueden deslizarse por un circuito de tirolesas, que incluye 7 saltos y 2 puentes colgantes. El trayecto en el aire es de 5 kilómetros y se alcanza una velocidad máxima de hasta 110 kilómetros por hora.
Una de las mejores y más impresionantes panorámicas que tienes que ver en las Barrancas del Cobre es la que ofrece el teleférico.
El recorrido en teleférico es un obligado que debes incluir entre las cosas imperdibles que hay que hacer en las Barrancas del Cobre.
El recorrido que dura aproximadamente 10 minutos hasta la Mesa de Bacajipare, te dejará sin aliento, pues verás la magnificencia de este sistema de cañones.
Desde el mirador Bacajipare admirarás la unión de la Barranca del Cobre, la Barranca Tararecua y la Barranca de Urique, esta última la más profunda con 1,879 metros.
Aprovecha para tomar un tour con los rarámuri que te adentrarán por lugares inhóspitos de las Barrancas del Cobre.
Otro de los grandes atractivos del parque es el Ziprider, considera la tirolesa más grande del mundo con una longitud de 2,530 metros. Además, es posible alcanzar una velocidad de hasta 135 kilómetros por hora.
Así concluye un recorrido lleno de nostalgia, adrenalina y diversión, donde los paisajes, la cultura, la gastronomía y la gente te robarán miles de suspiros.