Guía para ir a Seattle y no morir en el intento
Guía para ir a Seattle y no morir en el intento
También conocida como la Ciudad Esmeralda, Seattle, la ciudad más grande del Estado de Washington, es un destino natural inigualable que a la vez concentra una metrópoli moderna y cosmopolita. Su ubicación es estratégica, además de ser frontera con Canadá – la ciudad de Vancouver está sólo a dos horas en auto-, comercialmente, es también puerta de entrada a Alaska.
La ciudad está casi completamente rodeada de agua, con el Canal Puget, el Lago Washington y el Lago Unión. Y a este escenario hay que añadir espectaculares montañas alrededor; una auténtica joya de la costa oeste de Estados Unidos.
Su cercanía con las frías aguas del Pacífico la dota además de una rica oferta gastronómica, sitios únicos donde la experiencia va más allá del rico sabor de unas frescas ostras.
¡Descubre Seattle!
Acompáñenos a descubrir Seattle, aquí también hay muchas opciones para las compras, la vida nocturna y los paseos en ferry; escenarios de película, donde se han inspirado afamadas series como Greys Anatomy o cintas como Crepúsculo, Sleepless in Seattle, o las 50 sombras de Grey.
1. El Centro de Seattle
Seattle Center es el punto de partida de un recorrido por esta moderna metrópoli, basta con guiarse por el Space Needle, ícono de la ciudad, para saber que has llegado al lugar indicado. Y sí que es el lugar indicado porque está rodeado de teatros, museos, restaurantes, bares y parques los cuales puedes recorrer a través de un monorriel, en autobús, en coche o caminarlos a paso lento para conocerlos más a fondo.
Aquí el problema es decidir por dónde empezar. Pero aquí les van nuestras recomendaciones:
- Si eres amante de los deportes no puedes perderte la experiencia de visitar el Key Arena, uno de los estadios más grandes de Washington. Sin embargo por aquí desfilan también famosos cantantes y artistas que mantienen una cartelera llena de eventos y conciertos.
- Ahora si lo que te atrae es el arte y la cultura aquí siempre encontrarás un concierto de Opera o Ballet o quizás una obra de teatro que todas las semanas se presentan en foros y teatros del centro.
- Si van con niños, verán cómo se divierten en los en los chorros de agua que salen expulsados durante el show musical en la Fuente Internacional que también se ubica en el centro de la ciudad.
- Y si lo que los atrajo a este destino es la ciencia ficción y la música aquí los espera el Museo Experience Music Project (EMP) una verdadera obra de arte tanto por fuera como por dentro.
2. Pike Place Market.
El Pike Place Market de Seattle, es una parada obligada pues se trata de uno de los mercados de operación no interrumpida más populares y antiguos de los Estados Unidos. Es tal su fama que se le conoce como el alma de Seattle.
Y es que si bien un mercado es un punto de paso de cualquier recorrido turístico, en Seattle es muy distinto pues resulta todo un espectáculo ver cómo se comercia con artesanías, frutas, verduras y sobre todo con el pescado. Fíjense que los vendedores se han convertido en toda una postal por su peculiar manera de arrojarse enormes pescados de local a local, para después cacharlos hábilmente entre malabares, mostrarlos a los paseantes y venderlos. Además, es la mejor alternativa para probar las delicias de la costa. Pequeños comercios ofrecen frescos productos guisados con las más variadas y originales recetas. Prueba un salmón fresco del noroeste o en temporada, un cangrejo de Dungeness, una verdadera delicia.
3. Un paseo en ferry
La ciudad de Seattle está prácticamente rodeada por agua por un lado está el Lago Washington y por otro el Estrecho de Puget, junto al océano Pacífico. El sistema de ferrys del estado de Washington es utilizado diariamente no solo por los lugareños como un modo de desplazamiento, sino que también sirve para llevar a los muchos visitantes y turistas a las islas vecinas y los parques estatales. Estos paseos van desde 20 minutos hasta varias horas dependiendo del destino. Las rutas más populares para hacer turismo son Port Townsend y Keystone, así como los puertos de San Juan y Orcas Island, que son populares para la observación de ballenas; Bainbridge Island y Bremerton, son también una buena alternativa.
El clima es fresco la mayor parte del año, así que vale la pena combinar el paseo dentro y fuera de la cubierta del barco, que además son muy cómodos y brindan todos los servicios necesarios: sanitarios, cafetería y bar, para disfrutar del paseo. Hay viajes a diversos puntos y de esto dependen los costos, comprar boletos en línea es la mejor alternativa para conocer además las rutas e itinerarios y asegurarse de que pasarán un día muy provechoso.
4. El Parque Nacional Monte Rainier
El monte Rainier es famoso por el imponente escenario que aporta al horizonte de Seattle con sus 4 mil 400 metros de altura y alberga un tesoro en su base: un maravilloso parque nacional. Este parque, que se ubica a 144 kilómetros de la ciudad, abarca 616 kilómetros cuadrados y ha sido designado como un espacio natural, con praderas alpinas, bosques, arroyos e imponentes cascadas.
5. Museo de la Aviación
Seattle alberga la principal fábrica de aviones del mundo, nada más y nada menos que Boeing y en consecuencia acoge también uno de los mejores museos del planeta sobre este tema: El Museo de la Aviación. Se trata del único recinto que cuenta con un avión presidencial, un Black Bird, y un Concorde, en un mismo lugar y además los puedes conocer por dentro.
El Museo se ubica en Boeing Field, al norte del aeropuerto internacional de Sea-Tac. Les guste o no el mundo de los aviones se quedarán fascinados con sus seis pisos de exhibición, que va desde los experimentos de los hermanos Wright, hasta los viajes espaciales.
6. Por su café
Con una relación de 2.5 cafeterías por cada 1,000 ciudadanos, Seattle cuenta con la mayor concentración de cafeterías de los Estados Unidos. En 1971 se inauguró aquí el primer Starbucks del mundo, las cafeterías se convirtieron en los centros sociales y comunitarios de la “Ciudad Esmeralda”, así que ya lo saben, aquí sentarse tomar un cafecito, es un asunto de todos los días.
Y es curioso porque fíjense que aunque en estas tierras no se cultiva, existen algunos buenos motivos que hicieron que Seattle emergiera como la capital mundial del café. De entrada, es ideal para sobreponerse a los húmedos inviernos del noroeste del Pacífico.
7. La Biblioteca Pública
La Biblioteca Pública es un lugar que no te puedes perder cuando vayas a Seattle. El edificio de vidrio y acero de once plantas, diseñado por el arquitecto holandés Rem Koolhaas, fue abierto al público el 23 de mayo de 2004 y solo en su primer año llegaron dos millones de personas a visitarlo. Con esto pueden darse una idea de lo impresionante que es. Tienen que verlo, aquí todo llama la atención, hasta las escaleras eléctricas son llamativas, y ni qué decir de una espiral de libros que sube cuatro pisos. Pasar el tiempo en este sitio, sin duda vale la pena, son tantos los rincones que se pueden admirar que es una parada obligada. Desde luego, la característica principal del interior son sus grandes espacios públicos de lectura y ocio.
Si van con niños no crean se van a aburrir, al contario hay una amplísima zona que también ellos pueden disfrutar el máximo.
La Biblioteca Pública alberga casi millón y medio de ejemplares así que no la pierdan de vista. Además es toda una referencia arquitectónica, de esas que te dejan con ganas de volver para seguir descubriendo sus espacios.
8. Gastronomía
Llegamos a nuestra parte favorita, ¿qué comer en Seattle? Pues fíjense que al igual que Alaska o Columbia Británica, el estado de Washington utiliza prácticas tradicionales en su cocina basadas en pescados y mariscos como el salmón, ostras y animales como alces, caribús, entre otros.
Uno de los platillos típicos de es el Salmón ahumado del Pacífico. También se pueden probar las Hamma Hamma Oysters, que son ostras salpimentadas y bañadas en jugo de lima. Éstas las encuentras en cualquier bar y si las acompañas con un buen vino o una cerveza, queda de lujo. Hay una gran variedad de restaurantes de especialidades y desde la década de los ochentas, en esta zona se ha enfatizado la producción de cervezas artesanales y vino, como la Rainers cherries.
¿Y qué restaurante elegir? Las opciones son interminables pero ahí les va nuestra recomendación. Muy cerca del primer Starbucks se encuentra Beecher’s HandMade Cheese. Su especialidad son el queso la mantequilla y el helado. Dentro de la misma tienda se puede ver su proceso de manufactura y desde no pueden irse sin probar sus sandwhiches y otros manjares “deli” como el Mac & Cheese, reconocidos por diferentes revistas locales y nacionales como los mejores de la región.
9. El Museo música
¿Han oído hablar del sonido Seattle? Pues esta ciudad es famosa por ser la cuna del grunge. Y es que de aquí mero son bandas que impulsaron ese movimiento a comienzos de los 90 como Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden y Alice in Chains. Como dato curioso Seattle también es la ciudad natal del famoso guitarrista de rock Jimi Hendrix así como de Duff McKagan, integrante de la banda Guns N’ Roses.
Esta influencia es palpable, artistas urbanos mantienen su pasión por estos ritmos y ya sea que aprecies su trabajo en un parque o en un bar, el tributo al grunge y de nuevos ritmos es cotidiano. Pero para que la experiencia sea aún más completa no pueden dejar de entrar al Museo EMP, Experience Music Project and Science Fiction Museum Hall of Fame, (EMP) pues exhibe lo más importante de la música, la ciencia ficción y la cultura pop.
El museo fue un encargo del magnate de la informática y cofundador de Microsoft Paul Allen al arquitecto Frank Gehry. Se trata de un homenaje al músico Jimi Hendrix y al proceso de evolución creativa de la música americana. La idea del proyecto se inspira en la guitarra que Hendrix solía destrozar después de cada concierto.
10. Space Needle
El Space Needle o Aguja Espacial es la imagen de Seattle, la que aparece en todas las postales turísticas flanqueada por el Monte Ranier. Esta torre ubicada en el centro de la ciudad, opera desde 1962 como observatorio gracias a sus 184 metros de altura.
Inspirada en la Torre de Televisión de Stuttgart en Alemania, esta obra se construyó para la Feria Mundial de Seattle en el año 1962.
Si pueden ir háganlo porque fíjense que el restaurante se encuentra a 160 metros de altura y gira 360 grados en exactamente 47 minutos para ofrecer una vista panorámica de toda la ciudad. Y un buen dato es que el diseño y la construcción de esta famosa torre duró sólo 400 días y puede resistir vientos de hasta 320 kilómetros por hora. Son 832 escalones los que llegan hasta el nivel de la plataforma del Skycity, pero no se preocupen, pueden subir en pocos segundos a través de su elevador por 19 dólares y si quieres un pase por todo el día para subir de día y noche el precio es de 29 dólares.
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